Si bien algunos niños son resistentes a eventos estresantes y otros cambios importantes en la vida, otros luchan por recuperarse. Un niño que muestra cambios en el estado de ánimo o el comportamiento después de un evento estresante de la vida puede tener un trastorno de adaptación.
Un trastorno de adaptación es una afección de salud mental que puede requerir ayuda profesional. Con la intervención adecuada, los trastornos de adaptación suelen responder bien al tratamiento.
Causas
Las personas de todas las edades pueden tener trastornos de adaptación, pero son especialmente comunes en niños y adolescentes.
Los trastornos de adaptación son causados por una respuesta desadaptativa al estrés. Se producen algún tipo de cambio en la vida de un niño. Hay muchos tipos de eventos estresantes que podrían conducir a un trastorno de adaptación en los niños, que incluyen:
- Divorcio: Los niños que se enfrentan a un divorcio pueden sufrir muchos cambios, incluidos cambios en la situación de vida o la ausencia de uno de los padres.
- Mudanza: ya sea que se trate de una casa en un vecindario diferente o un apartamento en una ciudad nueva, un niño puede tener dificultades para adaptarse a los cambios.
- Cambiar de escuela: ser promovido a la secundaria o ingresar a una nueva escuela al otro lado de la ciudad podría significar un cambio en los amigos y un gran cambio en la rutina del niño.
- Cambio en la salud: ya sea que se trate del niño al que se le diagnosticó una enfermedad o de un padre que desarrolla una condición de salud, el estrés asociado puede ser difícil de manejar.
La situación estresante puede ser un evento único, como la muerte de una mascota. Pero un trastorno de adaptación también puede deberse a una situación estresante continua, como ser acosado repetidamente en la escuela.
Sin embargo, no todos los niños que experimentan eventos estresantes desarrollan trastornos de adaptación. Y lo que un niño considera estresante puede no ser gran cosa para otro. Entonces, si bien un niño puede desarrollar un trastorno de adaptación después de la separación de los padres, es posible que otro niño de la misma familia no experimente la misma respuesta.
Varios factores, como el temperamento del niño y las experiencias pasadas, influyen en si un niño desarrolla un trastorno de adaptación después de un evento estresante. Un sistema de apoyo sólido y habilidades de afrontamiento saludables pueden servir como factores protectores que reducen las posibilidades de que un niño desarrolle un trastorno de adaptación.
Subtipos
Hay varios subtipos de trastornos de adaptación y el diagnóstico depende de los síntomas emocionales y el comportamiento del niño después de un evento estresante. Los subtipos específicos son:
- Trastorno de adaptación con estado de ánimo deprimido: un niño puede presentar episodios de llanto, pérdida de interés en las actividades habituales, sentimientos de desesperanza y aumento de la tristeza.
- Trastorno de adaptación con ansiedad: un niño puede parecer más ansioso y preocupado de lo habitual. La ansiedad puede manifestarse como ansiedad por separación cuando un niño se molesta por haber sido separado de un cuidador.
- Trastorno de adaptación con ansiedad mixta y estado de ánimo deprimido: cuando un niño experimenta un estado de ánimo deprimido y ansiedad, se le puede diagnosticar este subtipo.
- Trastorno de adaptación con alteración de la conducta: un niño puede ser diagnosticado con este subtipo cuando cambia su comportamiento, pero su estado de ánimo parece permanecer igual. Puede mostrar un mayor desafío o puede comenzar a robar o meterse en peleas.
- Alteración mixta de las emociones y la conducta: un niño que experimenta una alteración del estado de ánimo o ansiedad y muestra un cambio en la conducta puede ser diagnosticado con una alteración mixta de las emociones y la conducta.
- Trastorno de adaptación no especificado: un niño que experimenta dificultades para lidiar con un evento estresante, pero que no cumple con los criterios para cualquiera de los otros subtipos, puede ser diagnosticado con este subtipo.
Es importante tener en cuenta que el hecho de que a su hijo le hayan diagnosticado un trastorno de adaptación con estado de ánimo depresivo no significa que le hayan diagnosticado "depresión clínica". Según su definición, los trastornos de adaptación son afecciones relacionadas con el estrés que no cumplen todos los criterios para otro trastorno mental. Eso puede resultar confuso para los padres, pero es una distinción importante.
Síntomas
El hecho de que un niño tenga problemas para adaptarse a una nueva circunstancia o una situación estresante no significa necesariamente que el niño tenga una condición de salud mental diagnosticable. Para calificar para un diagnóstico de trastorno de adaptación, el impedimento de un niño debe estar más allá de lo que se consideraría normal para las circunstancias.
Un trastorno de adaptación afectará el funcionamiento social o académico de un niño. Un descenso en las calificaciones, problemas para mantener amistades o falta de voluntad para ir a la escuela son algunos ejemplos. Los adolescentes pueden exhibir un comportamiento antisocial, como el vandalismo o el robo.
Los niños con trastornos de adaptación suelen informar síntomas físicos, como dolores de estómago y dolores de cabeza. Los problemas para dormir y la fatiga también son comunes. Los síntomas deben aparecer dentro de los tres meses posteriores a un evento estresante específico.
Pero los síntomas no pueden durar más de seis meses. Si un niño experimenta síntomas continuos después de seis meses, la situación calificaría para el diagnóstico de un trastorno diferente, como el diagnóstico de trastorno de ansiedad generalizada o depresión mayor.
Es posible que los niños experimenten una condición comórbida. Por ejemplo, un niño que ha sido diagnosticado previamente con TDAH o trastorno negativista desafiante también puede experimentar un trastorno de adaptación después de un evento estresante.
Riesgo de suicidio
Aunque un trastorno de adaptación es breve, puede ser extremadamente grave. Los adolescentes que experimentan un alto grado de angustia tienen un mayor riesgo de suicidio.
Si tiene pensamientos suicidas, comuníquese con la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-800-273-8255 para recibir apoyo y asistencia de un consejero capacitado. Si usted o un ser querido está en peligro inmediato, llame al 911.
Para obtener más recursos de salud mental, consulte nuestra Base de datos de la línea de ayuda nacional.
Aproximadamente el 25% de los adolescentes con un trastorno de adaptación experimentan pensamientos suicidas o intentan suicidarse. Los estudios muestran que las niñas con trastornos de adaptación muestran mayores tendencias suicidas que los niños con el mismo diagnóstico.
Si su hijo expresa pensamientos sobre el deseo de morir o si intenta hacerse daño, tómese la situación en serio. Nunca asuma que su hijo simplemente está siendo dramático o tratando de llamar la atención. Comuníquese con el pediatra de su hijo o con un profesional de la salud mental si su hijo expresa pensamientos suicidas. Si la situación es una emergencia, llame al 911 para los socorristas o vaya a la sala de emergencias de su localidad.
Diagnóstico
Un médico o un profesional de la salud mental puede diagnosticar un trastorno de adaptación. Como parte de una evaluación integral, se suele entrevistar a los padres y al niño. Si el niño cumple con los criterios y se pueden descartar otras condiciones, se le puede dar un diagnóstico de trastorno de adaptación.
El médico o el profesional de la salud mental hará preguntas sobre las emociones, el comportamiento, el desarrollo y el evento estresante identificado del niño. En algunos casos, se le puede pedir a un maestro, cuidador u otro proveedor de servicios que brinde más información.
Tratamiento
El tipo de tratamiento que necesita un niño con un trastorno de adaptación depende de varios factores, como la edad del niño, la extensión de los síntomas y el tipo de evento estresante que tuvo lugar.
Un profesional de la salud creará un plan de tratamiento personalizado con recomendaciones específicas. Cuando sea necesario, un niño puede ser derivado a otros especialistas, como un psiquiatra. Estos son algunos de los tratamientos más comunes para un trastorno de adaptación:
- Terapia individual: la terapia individual puede enseñar habilidades como resolución de problemas, control de impulsos, manejo de la ira, manejo del estrés y comunicación.
- Terapia familiar: la terapia familiar se puede utilizar para abordar los cambios en la dinámica familiar y para ayudar a los miembros de la familia a mejorar la comunicación.
- Capacitación para padres: la capacitación para padres ayuda a los padres a aprender nuevas habilidades para abordar los problemas de conducta. Los padres pueden aprender nuevas estrategias de disciplina o formas más efectivas de establecer límites y dar consecuencias.
- Medicamentos: aunque es más probable que se usen medicamentos para problemas a largo plazo, si los síntomas son graves, se puede recetar una receta para tratar síntomas específicos.
- Terapia de grupo: la terapia de grupo se puede utilizar para mejorar las habilidades sociales o de comunicación. Los niños o adolescentes también pueden beneficiarse del apoyo de sus compañeros.
La intervención temprana puede ser fundamental para tratar el trastorno de adaptación y puede evitar que el trastorno se convierta en una afección más grave, como la depresión mayor.
El tratamiento suele ser eficaz para los trastornos de adaptación. Si un niño no responde bien a un tipo de tratamiento, un profesional de la salud mental puede probar con otro enfoque.
Si cree que su hijo tiene un trastorno de adaptación
Los síntomas de un trastorno de adaptación pueden comenzar lentamente. Su hijo puede quejarse de dolor de estómago una semana y llorar por tener que ir a la escuela la siguiente.
No ignore los cambios de humor o comportamiento como una fase. Sin la intervención adecuada, es probable que los síntomas de un trastorno de adaptación empeoren.
Si le preocupa el estado de ánimo o el comportamiento de su hijo, pregunte a otros cuidadores qué notan. Un maestro, un proveedor de guardería o un entrenador podrá ofrecer información sobre si su hijo tiene problemas en otras áreas.
Si nota cambios en el estado de ánimo o el comportamiento de su hijo, y los cambios duran más de dos semanas, programe una cita con su pediatra. Comparta sus inquietudes y discuta sus opciones.
Incluso si no puede identificar un evento estresante que su hijo haya sufrido, es posible que aún tenga un trastorno de adaptación basado en un evento que ocurrió. Quizás sucedió algo en la escuela o en la casa de otra persona cuando estaba de visita. O un evento que no le pareció estresante puede haber tenido un impacto mayor en su hijo.
E incluso si lo que está sucediendo con su hijo no se diagnostica como un trastorno de adaptación, un cambio en el estado de ánimo o el comportamiento de su hijo podría ser un signo de otra afección.
Un médico descartará cualquier problema de salud física potencial que pueda estar detrás de los cambios y, si se justifica, se puede derivar a un profesional de salud mental.