El proceso secundario ayuda a manejar y aliviar la tensión creada cuando el ego impide que el ello persiga sus impulsos o deseos. Echemos un vistazo más de cerca a cómo funciona el proceso secundario.
¿Qué es exactamente el proceso secundario?
En la teoría psicoanalítica de la personalidad de Freud, el proceso secundario descarga la tensión entre el yo y el ello que es causada por impulsos o necesidades insatisfechas. El proceso secundario funciona a través de la acción del ego de buscar un objeto en el mundo real que coincida con la imagen mental creada por el proceso primario del id.
Como recordará, Freud describió el ello como la parte más básica y primitiva de la personalidad presente desde el nacimiento.
Es la identificación que obliga a las personas a satisfacer todos sus impulsos y necesidades más básicos. El ego, por otro lado, se desarrolla más tarde y es responsable de mediar entre las demandas del ello y las limitaciones de la realidad.
Una gran parte del propósito del ego es retrasar las demandas del ello hasta el momento apropiado. El ego se ajusta a lo que se conoce como principio de realidad. Es decir, el ego debe tener en cuenta las demandas y la realidad del mundo exterior, además de las necesidades e impulsos básicos del ello. El principio de realidad es lo que nos lleva a sopesar los posibles riesgos y recompensas de una acción en particular. Si la acción es improbable o desaconsejable en este momento, podríamos retrasarla para más adelante. Si el riesgo de tomar la acción es simplemente demasiado alto, encontraremos formas alternativas de satisfacer la necesidad.
Un ejemplo de cómo funciona
Así que imaginemos que estás en medio de una clase de psicología. Su estómago comienza a rugir. La identificación comienza a exigir satisfacción, instándote a hacer algo para acabar con tu hambre. ¿A qué te dedicas? ¿Se quedó sin clase con el vendedor de comida rápida más cercano? ¿Extiende la mano y agarra una bolsa de regaliz que está en el escritorio de un compañero de clase? Ambas acciones serían inapropiadas y podrían dar lugar a algunas ramificaciones graves.
El ego usa el proceso secundario para descargar temporalmente la energía del id hasta que puedas satisfacer tu necesidad de manera segura y apropiada.
Pasas los últimos minutos de la clase fantaseando con una rebanada de pizza de pepperoni con queso. Tan pronto como termine la clase, diríjase a su pizzería favorita para almorzar.
Como puede imaginar, la fuerza del proceso secundario puede variar según una serie de factores. Si las necesidades de la identificación son muy urgentes, como si realmente necesitaras ir al baño lo más rápido posible, estas necesidades pueden anular el ego y el proceso secundario y, en cambio, obligarlo a actuar según tales demandas.
Su capacidad para restringir las demandas básicas de la identificación probablemente se haya fortalecido a medida que envejece. Según Freud, una personalidad adulta sana se caracteriza por la capacidad de retrasar la gratificación hasta que sea aceptable o realista.