El asma se caracteriza por síntomas de sibilancias, tos, opresión en el pecho y dificultad para respirar causados por el endurecimiento repentino de las vías respiratorias y la sobreproducción de moco en los pulmones.
Pero incluso más allá de los síntomas en sí, el asma es una enfermedad compleja que puede producir cambios significativos en el pulmón tanto a corto como a largo plazo. Esto puede provocar no solo un empeoramiento de los síntomas, sino también un aumento de su frecuencia.
Aprender a leer los signos, por lo tanto, es el primer paso para evitar las complicaciones del asma y mantener una salud respiratoria óptima.
El beneficio del control del asma es triple: evitar un ataque, minimizar su gravedad y prevenir daños a largo plazo en los pulmones.
Cuando el asma no está bien controlada, a menudo se debe a que la persona no se ha adherido a la terapia prescrita. En otras ocasiones, puede ser que el tratamiento necesite un ajuste y que una persona haya estado expuesta a factores desencadenantes que de otro modo podrían evitar.
Cualquiera sea la razón, cuando el asma no está bien controlada, es probable que experimente uno o más de los siguientes: 1
- Es posible que se vuelva más consciente de sus sibilancias.
- Puede desarrollar una tos que no desaparece.
- Puede toser más por la noche o cuando hace frío.
- Puede toser o jadear con la actividad física.
- Es posible que obtenga menos alivio con los medicamentos de alivio rápido.
- Es posible que tenga más problemas para conciliar el sueño o para descansar bien por la noche.
- Es posible que se canse fácilmente de las tareas que normalmente puede completar.
- Sus síntomas de alergia pueden empeorar (secreción nasal, picazón en los ojos o en la piel).
- Es posible que no pueda identificar cuándo está a punto de comenzar un ataque.
- Es posible que tenga una disminución en su índice de flujo espiratorio máximo (PEFR).
Al experimentar cualquiera de estos síntomas, consulte a su médico para determinar si ha habido cambios significativos en su salud respiratoria. La espirometría y otras pruebas se pueden utilizar para evaluar el alcance de estos cambios y qué revisiones, si las hay, deben realizarse.
Signos de una posible emergencia relacionada con el asma
Si sus síntomas de asma se vuelven aún más graves, puede llegar a un punto en el que su calidad de vida se vea seriamente comprometida. No solo estamos hablando de estar cansado en esta etapa. Estamos más preocupados por los síntomas que le causan angustia y dificultan incluso su funcionamiento.
En tal caso, es posible que deba ir a la sala de emergencias si ocurre cualquiera de las siguientes situaciones: 1
- Tiene sibilancias severas al inhalar y exhalar.
- Respira extremadamente rápido (taquipnea).
- Tiene dificultad para respirar mientras habla o tiene dificultad para hablar.
- Está sudando profusamente mientras se esfuerza por respirar.
- Tiene un tinte azulado en las yemas de los dedos o los labios (cianosis).
- Tienes la sensación de una muerte inminente o de pánico.
Si no se trata, la dificultad respiratoria puede provocar complicaciones graves e incluso la muerte. No se arriesgue. Busque atención médica urgentemente.
Una palabra de Verywell
La clave para prevenir un ataque de asma es formular un plan de acción para que esté más consciente de las señales de advertencia y sepa reaccionar si aparecen. El plan puede comenzar como más un diario al principio (especialmente si tiene un diagnóstico reciente), pero, con el tiempo, podrá detallar los aspectos delicados de su enfermedad, que incluyen: 5
- Una lista de los desencadenantes del asma y las formas de evitarlos
- Una lista de los síntomas típicos que preceden a un ataque agudo.
- Tu PEFR ideal
- La lista de acciones que debe tomar si sus síntomas son moderados o graves.
Cuanto más sintonizado esté con los matices de su asma, menos podrá la enfermedad interferir con su bienestar y calidad de vida.