El lupus es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a aproximadamente 1,5 millones de estadounidenses, y se estima que cada año se diagnostican 16.000 nuevos. Se caracteriza por una inflamación crónica que causa dolor, fatiga, hinchazón, lesiones en la piel, rigidez de las articulaciones y efectos adversos para la salud que pueden afectar el corazón, los pulmones, las células sanguíneas, los riñones y / o el cerebro. La inflamación puede provocar daños en los órganos que se producen cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca sus propios tejidos.
La forma más común de lupus es el lupus eritematoso sistémico (LES). La inflamación crónica asociada con el LES puede ocurrir en muchos tejidos y órganos diferentes, lo que lleva a diferentes tipos de presentaciones y dificulta el diagnóstico. El lupus sistémico puede afectar la piel, el cerebro, los ojos, la boca, los pulmones, el corazón, los riñones, los intestinos y las articulaciones. Si el lupus se limita a la piel, se conoce como lupus cutáneo.
Cualquier persona a cualquier edad puede contraer la enfermedad, aunque la mayoría de los pacientes con lupus son mujeres de entre 15 y 44 años. Actualmente, no existe cura para el lupus, pero el tratamiento puede ayudar a controlar la respuesta autoinmune y reducir los síntomas.