La historia del lupus se divide en tres períodos.
Este período estuvo marcado por la primera descripción del trastorno cutáneo; también es cuando se acuñó el término "lupus". Rogerius, médico del siglo XIII, pensaba que las lesiones faciales causadas por la enfermedad parecían mordeduras de lobo, de ahí el nombre "lupus" que significa lobo en latín.
Este período se inició en 1872. Este período está marcado por la descripción de las enfermedades sistémicas o manifestaciones diseminadas, realizada por Moriz Kaposi, estudiante y yerno del dermatólogo austriaco Ferdinand von Hebra. Kaposi incluso afirmó que había dos formas de la enfermedad, lo que conocemos como lupus eritematoso sistémico y lupus discoide. La forma sistémica fue firmemente establecida por los médicos Osler y Jadassohn.
Este período estuvo marcado por el descubrimiento de la célula LE en 1948, cuando los investigadores descubrieron estas células en la médula ósea de pacientes con lupus eritematoso diseminado agudo.
¿Por qué es importante la historia del lupus?
Esta progresión del descubrimiento allanó el camino para la aplicación de la inmunología al estudio del lupus. Los tratamientos actuales se basan en estos hallazgos.
¿Qué es el lupus?
El lupus se refiere a una familia de enfermedades autoinmunes, que incluyen el lupus eritematoso sistémico (LES), el lupus discoide (cutáneo), el lupus inducido por fármacos y el lupus neonatal. De estos tipos, el LES tiene la prevalencia general más alta.
¿Quién desarrolla el lupus?
El lupus es más común entre las mujeres y las minorías que entre los hombres y los blancos. Sin embargo, el lupus puede ocurrir en todas las personas independientemente de su género, raza, nacionalidad o etnia.
En los Estados Unidos, según la raza, entre 20 y 150 por cada 100.000 mujeres desarrollan lupus.1 En los Estados Unidos, el lupus es más común entre los afroamericanos. Curiosamente, la prevalencia del lupus entre los africanos puede ser mucho menor que entre los afroamericanos.
¿Cómo actúa el lupus?
Las interacciones entre sus genes y el medio ambiente pueden provocar lupus o una reacción inmune anormal en su propio cuerpo. Con el lupus, los autoanticuerpos que se unen a los tejidos y los complejos inmunes atacan sus células y órganos.
¿Cómo se diagnostica el lupus?
Un diagnóstico de lupus se basa en un algoritmo que incluye características clínicas y pruebas de laboratorio.
A continuación, se muestran algunos signos clínicos del lupus:
- Lesiones de la piel
- Alopecia (un tipo de caída del cabello)
- Úlceras bucales
- Sinovitis (inflamación de la membrana sinovial en las articulaciones)
- Síntomas neurológicos (convulsiones, psicosis, etc.)
A continuación, se incluyen algunos hallazgos de laboratorio y de diagnóstico que se pueden usar para diagnosticar el lupus:
- Análisis de sangre (recuentos bajos de glóbulos blancos, recuentos bajos de plaquetas y recuentos bajos de glóbulos rojos)
- Pruebas de función renal.
- Biopsia renal
- Análisis de orina (en busca de cilindros de glóbulos rojos y otra evidencia de enfermedad renal lúpica)
- Pruebas inmunológicas (piense en pruebas de anticuerpos como ANA, antifosfolípidos, Anti-Sm y anti-dsDNA)