El accidente cerebrovascular y el dolor pueden unirse como resultado de un infarto lacunar (accidente cerebrovascular) en un área del cerebro llamada tálamo. Esta importante área sirve como estación de retransmisión de información sensorial de todo el cuerpo. Por lo general, este tipo de accidente cerebrovascular lacunar es específico de las áreas del tálamo que reciben información sobre el dolor, la temperatura, el tacto, la sensación de vibración y la presión de todo el cuerpo. Cuando un derrame cerebral provoca dolor debido a daños en estas áreas, se dice que las personas padecen el síndrome de Dejerine-Roussy. El síndrome también se denomina a veces síndrome de dolor talámico o síndrome de dolor central (CPS).
Según la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares, no existen estadísticas sólidas para este tipo de dolor después del accidente cerebrovascular. Una encuesta mostró que el nueve por ciento de los encuestados tenía síndrome de dolor central. Aquellos que lo padecen a menudo son descartados por inventarlo o exagerar su dolor.
Síntomas del dolor inducido por un accidente cerebrovascular
Los síntomas del síndrome de Dejerine-Roussy incluyen los siguientes: 1
- Dolor inexplicable proveniente de un lado del cuerpo.
- Sensación anormal de dolor ante un estímulo normal, como un golpe suave sobre la piel.
- Sensación de hormigueo en un lado del cuerpo.
- Sensación de exceso de peso en un lado del cuerpo.
- Sensación anormal de calor o frío en un lado del cuerpo.
A veces, el síndrome se acompaña de debilidad en la cara, el brazo y / o la pierna de un lado del cuerpo, que comienza poco después del accidente cerebrovascular. Esta debilidad normalmente desaparece con el tiempo, pero el resto de los síntomas pueden ser permanentes.
Los síntomas sensoriales del síndrome de Dejerine-Roussy pueden comenzar inmediatamente después del accidente cerebrovascular o aparecer lentamente durante las siguientes semanas o meses.
Tratamiento del síndrome de Dejerine-Roussy
Los tratamientos disponibles para el síndrome de Dejerine-Roussy incluyen antidepresivos, que generalmente son baratos, seguros y efectivos; anticonvulsivos; y medicamentos analgésicos como ibuprofeno. En casos graves, a las personas se les administran analgésicos potentes, como morfina y metadona. Algunas personas incluso se benefician de usar un dispositivo como una bomba de morfina. Encontrar el régimen de medicación adecuado puede llevar tiempo.
También existen opciones quirúrgicas, pero la neurocirugía debería ser el último recurso absoluto. La cirugía incluye estimulación cerebral profunda, en la que se implanta un electrodo y envía estimulación a los receptores del dolor. La estimulación cerebral profunda se usa para disminuir la percepción del dolor de una persona.
Es importante encontrar al médico adecuado. Algunos pacientes encuentran una buena compatibilidad en su primera visita al neurólogo. Otros tienen que pasar por muchas citas antes de encontrar a alguien que comprenda su dolor y comience a explorar varios tratamientos posibles.